Hace poco más de 35 años, 51 Trabajadoras Sociales (tan solo 4 eran hombres), empezaron a recorrer la región de Castilla-La Mancha con la intención de acercar los Servicios Sociales más esenciales a todos los territorios.
Pasarían a la historia como: «Las chicas del PRAS» aunque en los primeros años también se les conoció como «las chicas del Panda», en alusión al mítico Seat Panda que conducían.
Eran las Asistentas Sociales de los años 80; y poco a poco fueron transformando la realidad social de Castilla-La Mancha.

Castilla-La Mancha es una región eminentemente rural, en la que más del 90 % de su geografía es rural.
De los 919 municipios que la componen, solo 12 municipios sobrepasan los 30.000 habitantes, mientras que el 40% de los municipios de la región tienen una población menor de 200 habitantes.
Con esta realidad, hace 40 años, cuando se instauraron las Comunidades Autónomas en nuestro país; las pioneras del Trabajo Social de nuestra región junto al gobierno regional, comenzaron a trabajar en un nuevo modelo de atención social sobre el que estructurar el Sistema Público de Servicios Sociales de Castilla-La Mancha.
En 1985, se puso en marcha el Programa Regional de Acción Social, el cual es conocido como; el PRAS.
Técnicamente, podemos decir que el trabajo inicial de estas profesionales fue poner en funcionamiento los Servicios Sociales básicos o generales para toda la población, empezando por los municipios rurales más deprimidos y aislados.
Pero las chicas PRAS hicieron más que eso. Desde el Trabajo Social comunitario, contribuyeron a crear una identidad regional y promovieron en el ámbito rural, la defensa de los derechos sociales, la igualdad, la solidaridad y el asociacionismo.
Contribuyeron al movimiento feminista; a través de las primeras asociaciones de mujeres y consiguieron con su trabajo que fueran elegidas las primeras alcaldesas.
Presentes en todos los municipios de la región; a día de hoy, las Trabajadoras Sociales en la zona rural de Castilla-La Mancha, continúan siendo mayoritariamente mujeres.
El coche blanco con las pegatinas del gobierno regional, es un símbolo propio en los municipios: «la trabajadora social ya está aquí», parece anunciar, aparcado en mitad de la plaza del pueblo.
Desde los Centros Sociales, las Trabajadoras Sociales junto al resto de componentes de los Equipos de Atención Primaria de Servicios Sociales; continúan trabajando para empoderar a la población rural en la defensa de sus derechos y la mejora de sus condiciones; en la prevención y eliminación de situaciones de exclusión social, desprotección y violencia; en la lucha por la igualdad personal, grupal y territorial; en la promoción de la autonomía personal y atención a situaciones de dependencia; y en el acompañamiento para la resolución de las diferentes problemáticas sociales a las que se enfrentan las personas del territorio.
Desde el acompañamiento social a las personas y el trabajo en red con el resto de agentes de la comunidad; las Trabajadoras Sociales desarrollan una labor fundamental en los municipios, tanto en la mejora de las condiciones individuales y grupales de las personas que los habitan, como para el desarrollo propio de la comunidad, contribuyendo a generar entornos eco-sostenibles donde poder convivir en mejores condiciones personales respetando el entorno que les acoge.
Señalar que este modelo de prestación de Servicios Sociales en el ámbito rural, convive desde 1988 con el Plan Concertado.
Modelo de ámbito supramunicipal concertado entre el gobierno regional y las mancomunidades o agrupaciones de municipios de menos de 3.500 habitantes, en el cual las Trabajadoras Sociales son las profesionales de referencia.

Los equipos de Servicios Sociales son mixtos en cuanto a su dependencia institucional. Mientras que las Trabajadoras Sociales son contratadas por la administración regional; el resto de componentes del equipo (educadoras sociales, auxiliares administrativos, auxiliares de ayuda a domicilio, equipos técnicos de inclusión social y otro personal de apoyo), dependen laboralmente de las entidades locales, mediante convenio suscrito con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Según la normativa, el equipo básico está compuesto por 1 trabajadora social por cada 7.000 habitantes.
Si bien, la realidad está adaptada a la situación demográfica y a la dispersión geográfica.
De hecho, hay Trabajadoras Sociales cuyos ratio de atención no llega a los 1500 habitantes; eso sí, distribuidos hasta incluso en 40 núcleos de población.
Esta cercanía de las profesionales, ha generado importantes sinergias en los entornos más ruralizados a lo largo de los años, encontrándose muy valoradas por la población; la cual nos considera esenciales e imprescindibles en su territorio.
Si bien, la situación actual derivada de las sucesivas crisis económicas y el impacto del Covid, ha puesto en evidencia las carencias del sistema; provocando la sobrecarga en unos Servicios Sociales muy limitados en cuanto a personal y financiación.
Convenios congelados, equipos mixtos con diferencias laborales, falta de perfiles profesionales en los equipos y sobrecarga laboral y emocional entre las profesionales; son algunos de los problemas más evidentes.
Si bien, mientras se observa un incremento en financiación en servicios especializados y la puesta en marcha de servicios y programas itinerantes en el medio rural a través de entidades del Tercer Sector; la financiación para los Equipos de Servicios Sociales de Atención Primaria (públicos) continúa congelada, con profesionales sobrecargadas por la gestión; lo que merma la intervención más profesionalizada y directa.
Las Trabajadoras Sociales de los Servicios Sociales de Atención Primaria (generales, básicos), se encuentran insertas en la propia comunidad desde hace más de 35 años. Han ido evolucionando junto a los territorios y trabajan en coordinación y conexión con todos los agentes e instituciones del territorio.
Profesionales que han trabajado con diferentes generaciones de una misma familia; son conocedoras intrínsecas del desarrollo sociodemográfico de los entornos, y de las necesidades más primarias tanto de estos, como de las personas que los habitan.
Profesionales que a lo largo de los años se han enfrentado a las diferentes crisis, con una merma importante de recursos en el seno de los Equipos de Servicios Sociales de Atención Primaria y escasez de prestaciones básicas para el apoyo en la cobertura de las necesidades más esenciales de las personas con las que trabajan.
La realidad social evidencia la necesidad de mejorar y reforzar estos equipos básicos y esenciales.
En los pueblos también hacen falta recursos especializados para la población, en igualdad de condiciones que en entornos más urbanizados. Pero no se deben poner ventanas en una casa si no tenemos bien sólidos los cimientos. Y es algo que venimos observando desde la base de los Servicios Sociales.
Desde mi punto de vista; no se debe dejar de reforzar los cimientos de nuestro Sistema Público de Servicios Sociales.
Y me atrevería a decir que no son precisas ni florituras ni innovaciones. Cómo alguien dijo; «los experimentos, mejor con gaseosa«.
Tenemos grandes profesionales en la base de nuestro sistema, y es algo que hay que apoyar y poner en valor, ya que los cambios y el empoderamiento de las comunidades ha de partir desde dentro, bajo los principios de: «en, con, para, desde» la comunidad.
Amán Hamoudi y Óscar Cebolla acaban de lanzar un documental sobre el Trabajo Social Rural en Castilla-La Mancha, que ya puedes ver en su web del Canal de lo Social 👉 https://www.canaldelosocial.com/chicasdelpras
Un documental de producción propia en el que; a través de dos generaciones de chicas PRAS y el testimonio de las y los propios protagonistas de la atención social que se presta, visibilizan la realidad y evolución del Programa Regional y el Sistema Público de Servicios Sociales de Castilla-La Mancha.
El Trabajo Social Rural nos ofrece la oportunidad de actuar como motor de cambio contra la despoblación rural; no solo mejorando los entornos a través de la atención social a la población; sino apoyando en la creación de oportunidades en el territorio que favorezcan un desarrollo comunitario sostenible.
Pero para ello; es preciso continuar reforzando la atención primaria de Servicios Sociales, fortaleciendo las redes informales de apoyo y generando contextos que contribuyan a generar comunidades protectoras, inclusivas y sostenibles.
Enhorabuena Carol, siempre un placer leer tus entradas reflexivas y constructivas!
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Enhorabuena compañera por tu entrada, cuentas las cosas con corazón pero con cabeza constructiva a la hora de la crítica a la parálisis de la Consejería en reforzar los cimientos. Menos proyectos pilotos y menos tercer sector y más refuerzo público a lo que ya hay.
Un abrazo
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Gracias Damián. Es un honor que me leas y me hagas buenas críticas. Un abrazo compañero!
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Suscribo el comentario del compañero.Animo.
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